El juego de la economía y las sanciones han dado un paso amenazador y peligroso cuando se trata de poner en peligro la inmunidad de los activos nacionales de otras potencias. Bruselas y washington están rompiendo la estabilidad del sistema financiero y esto podria provocar el efecto de cisne negro en la economia, osea un vuelvo con cambios no previstos. Un artículo en RT sobre el banco central ruso y el sistema financiero de occidente expone el movimiento sin precedentes
Al violar las leyes del derecho internacional y utilizar los activos nacionales rusos para financiar la guerra en Ucrania, estan abriendo una puerta trasera que Rusia y sus aliados pueden utilizar, comenzando a practicar la misma estrategia. A partir de este punto la diversificación de los activos por parte de estas naciones pondría una línea de separación muy profunda en el comercio internacional. La Unión Europea y Estados Unidos quedarían solos en una competencia de mercado en un momento de gran crisis.
Congelar aproximadamente 300 mil millones de dólares de Rusia, justifican el uso del rublo para el comercio y de las monedas nacionales de cada país envuelto. Esta es la justificación que faltaba para implantar el BRICS sin retroceso. La incautación por parte de EU Y UE de los activos rusos tiene dos desenlaces, uno político y otro económico. El mundo se cuestiona cuál es el interés en Ucrania que permite romper cualquier regla, siendo el segundo peor de todos para EU y UE. El dólar dejará de ser la moneda de cambio internacional y su valor se pierde cuando las naciones pueden establecer relaciones comerciales en sus propias monedas respaldadas por sus activos.
Usted que ha escuchado del BRICS puede entender el desespero y también comprender que este es el paso crucial para la destrucción de una estructura de comercio establecida desde los acuerdos Bretton- Wood donde el dólar del banco privado de la Reserva Federal se convirtió en el personaje principal, aunque con esto los Estados Unidos de América no se favorecen en nada. EU y La UE, han dado el pie para su propia destrucción. No ha sido Rusia, ni ninguna otra nación. El final ha estado marcado por sus propios actos no calculados.